Hoy Lucie llora


Me acerqué a ella en silencio.Lloraba, lloraba profundamente, y unos enormes lagrimones recorrían su cara. Estaba tan tremendamente desconsolada. Yo nunca la había visto así.

-¿Lucie?¿Qué te pasa?


-Matt, vete, por favor, yo... yo...no, no puedo más- dijo de forma entrecortada, con hipo, respirando mal. Sus ojos, rojos, buscaban algo a lo que mirar. Algo distinto a mí.


Y de repente, por un impulso, la abracé, fuertemente. Ella se movia, se retorcía, pero terminó por rendirse. Y se dejó abrazar.


Ella, sencillamente,no podía más.

Backstage


Mi nombre es Carol. Carol Toussine. Siempre me ha gustado el mundo de la moda, y hoy es el dia que voy a estar más cerca de ver cumplido mi sueño de trabajar con y para ella. Mi amiga Maxinne trabaja en una agencia de modelos como secretaria, y me ha conseguido un puesto como ayudante de backstage.

Llego temprano, a las 8 de la mañana, y sorprendentemente descubro que hay gente trabajando desde hace varias horas. Apuro el café y me dirijo a la coordinadora, Francie, para que me de mi pase y me explique las cosas. En dos horas ya esta todo ordenado. Maquillaje en las mesas, los vestidos ordenados,...

Llegan las modelos. En una hora aquello se convierte en un caos: pares de zapatos a los que falta un zapato, el maquillaje se agota, alguns modelos no entran bien en los vestidos,... vaya,... ¡es cómo me lo había imaginado! ¡me encanta!

Abbey, Gaile, Riley


Cuando entré en la cocina, Abbey y Gaile estaban discutiendo otra vez en la cocina. Dejé a Scotty fuera y abrí la puerta de rejilla lentamente. Entré de puntillas y me senté en el taburete azul a lado de la vieja mesa de madera, desconchada y que ya había perdido varias capas de pintura de diferentes colores.

Abbey y Gaile discutían a menudo, sobre todo desde que papá había muerto. Mamá nos abandonó cuando yo tenía dos años, asi que no recuerdo mucho de ella. Mi padre era un hombre poco cariñoso, pero nunca nos trató mal. Sencillamente tenías que meterte en la cama antes de que llegara del bar de noche. Fue una de esas noches, cuando volvía en la vieja camioneta bebido y cantando a los mil demonios, cuando se salió de la carretera.

Abbey y Gaile son mis hermanas. Abbey tiene 21 años. Es muy guapa, tiene una preciosa melena pelirroja y unos ojos verdes maravillosos. Pero ahora siempre esta preocupada y con el ceño fruncido, con cara de cansancio. Ya no se deja la melena suelta, sino que siempre la recoge con una vieja pinza. Cuando era feliz, siempre sonreía y le brillaba la mirada, y se sabia muchos cuentos porque cuando era pequeña mamá se los leía de noche. Pero ahora sus ojos están apagados, y no la veo tanto porque trabajo en varios sitios para que podamos llegar a fin de mes. Cuando llegade noche, está demasiado cansada como para leerme un cuento, asi que tan sólo nos sentamos un ratito en el sofá y vemos juntas un progama estúpido en la tele. El progama no me gusta, pero es el unico momento el día que estoy con Abbey.

Gaile es muy distinta. Tiene 18 años, pero no es tan responsable ni tan madura como Abbey, y desde luego es mucho menos agradable. Gaile es rubia, y lleva una melena corta que ella misma se ocupa de teñir todos los meses (la verdad es que no recuerdo su color de pelo natural). Sus ojos son grises, y siempre estan rodeados de varias capas de khôl, sombra y mascara de pestañas. Gaile dejó los estudios cuando termino el tercer grado, porque dijo que era mejor que se pusiera a trabajar, que los estudios no se le daban bien. El año pasado, Abbey la convenció para que empezara un cursillo de cocina, y lo compagina con su trabajo en el supermercado. Gaile fuma tanto como respira. Consume varias cajetillas al día, y es raro verla sin un cigarro en la boca, siempre pintada de rojo. Sale a menudo, y a menudo es todas la noche menos los domingos. Abbey le dice que no debería salir tanto, ni salir con quien sale, ni ir adonde va, que sólo tiene 18 años. Pero eso a Gaile no le importa. Se maquilla más, se pone su falda más corta o sus vaqueros más ajustados y vuelve al día siguiente, mientras Abbey me prepara el desayuno.

Pero aquella mañana era domingo. Gaile había llegado hace un par de horas y se pintaba las uñas de los pies de color rosa mientras fumaba y esperaba que saliera el café. Abbey acababa de despertarse. Llevaba puesta la bata gruesa de papá, y por debajo se veían sus piernas desnudas. No se como empezó la discusión, pero cuando entré, mis hermanas estaban llorando de rabia, gritándose y chillando. De repente, Gaile se giró y me vió sentada en el taburete, en la esquina. Todo su maquillaje estaba corrido por las lágrimas, y sujetaba nerviosamente el cigarro con sus uñas rojas, mientras daba caladas intermitentes. De repente, solto una gran bocanada de humo y me habló con una sonrisa fingida:

-Riley, nena, ¿por qué no sales un rato y juegas con el perro?

Mientras, Abbey se tapaba la boca con la mano, mientras sus ojos verdes, empapados en llanto, eran ahora vidrieras.


When it rains it pours


Cuando llueve, es difícil meter a Lilly en casa, porque sale de casa a empaparse en el jardín. Bueno, ultimamente se empapa menos, porque le ha cogido cariño al paraguas de Burberry de mamá (espera que se entere) y sale con el a chapotear.
La verdad es que es muy divertido verla entrar después, explicandote que cómo iba a mojarse si lleva un vestido del color de los chubasqueros, y que solo es "agüita"...
Aquella mañana, Madison Grace llegó un poco tarde al trabajo. Aparcó en la parte trasera del restaurante, se puso el abrigo y salio del coche. Una rafaga de viento frio le dio los buenos dias, y antes de que se diera cuenta tenía un pie metido en la nieve.

Al entrar, colgó el abrigo en la percha y se calzó rapidamente las deportivas. Entró en la cocina mientras terminaba de abrocharse el uniforme.

- Tarde otra vez , Grace- le recriminó el cocinero.

- Lo siento mucho, señor Cook. El coche se atasca cada vez más a menudo, y más con el frío que hace.- Se disculpó Madison, y cogió el bloc de notas para empezar a atender a los clientes.

- Pues venga andando, Grace, pero mis clientes no tienen la culpa- dijo, y grito a continuación-¡Lauren!¡El café para la mesa dos ya es un témpano!
Lauren se acerco corriendo, sonrio a Madison y cuando paso a su lado con la bandeja le dijo:
- Hoy está especialmente irritable.
Madison sonrió y se dirigió a la mesa donde estaba sentada un mujer, vestida con un enorme abrigo, que acababa de entar y se frotaba las manos.

- Buenos días, seño... ¿Savannah?¿Qué haces tu aqui?

El tejado


-¿Por qué te portas asi?

-Así, ¿cómo?

-Pues asi ..., haciendo el tonto. ¿Intentas llamar mi atención?

-¿Por qué querría yo llamar tu atención?

-No lo sé, por eso te pregunto

-Amm..., es que verás, Ceci, yo...mmm... creo que...

-¿Crees en la rapidez al hablar?

-No, jeje, yo...mmm... el caso es que te encuentro atractiva. Creo que... si, creo que eres interesante...

-Martin,¿ me estás tirando los tejos?

-No, Ceci, te estoy tirando el tejado entero.

Y Ceci se sonrojó.

El arroyo Pickarrow


Mi señora, quizás debería decir señorita (pues es tan sólo una joven de doce años) gusta de frecuentar las orillas del arrollo Pickarrow. Isobella Martins es una muchacha dulce y agradable, de muy buena familia ( yo siempre he trabajado con buenas familias), la cual posee varias mansiones por toda Inglaterra. Si bien a la mayoría de mujercitas que rondan su edad les gusta ir de boutique en boutique a mirar costosos tejidos para sus nuevos vestidos, y después lucirlos en bailes y convites, siendo dignas de admirar por los muchachos, Isobella no es así.

A ella le gusta sentarse bajo la sombra de un buen árbol, y disfrutar de una plácida lectura con el murmullo de la aguas de fondo. Después, cuando termina los tres capitulos que se marca como meta, se descalza los escarpines y se saca,cuidadosamente y sin mostrar nada vergonzoso, las medias. Las dobla cuidadosamente y las mete en el libro, que queda abultado. Éste lo posa a su vez delicadamennte sobre los escarpines y, haciendo equilibrios con la montañita, me los trae y me los deja cerca.

Me dice " Querida, voy a dar un breve paseo, porque ¿acaso no tiene hoy la orilla un aspecto delicioso?". Dicho esto, se va hasta donde anchean las aguas, a conversar con los pescadores y jugar con los chiquillos ( aqui muestra la muchacha cuan humilde es).

Cuando vuelve, lo hace contenta, y después de secarse los pies, y vestida para volver a la casa, me recuerda siempre, como si fuera la primera vez " Pero, querida Elma, no se lo digáis a mamá. ¡Se disgustaría de sobremanera si descubre que no voy de tiendas!"

Y así, volvemos en silencio por el sendero

Martine


Siempre llego tarde a clase, pero como la puerta está detras los profesores no se dan cuenta. Entro, deslizo la mochila por el suelo y me siento en la última fila, muy cerca de Martine.

Martine es la chica más guapa del curso, al menos para mí. Siempre está tomando apuntes, y a veces, cuando se concentra especialmente, coge un mechón dorado de su coleta y empieza a enrollarlo. Cuando lo suelta, de golpe, se convierte en un hermoso tirabuzón. En dias de mucha concentración, su pelo se llena de tirabuzones.

Es la única persona que se da cuenta de que llego tarde. Cuando entro, gira la cabeza y me susurra " no, no, no, Fred". Luego, sonríe pícaramente. Ese gesto me vuelve loco.

Toda su ropa le queda muy holgada, especialmente sus calcetines, por eso es habitual que, cuando hablas con ella, los suba despreocupadamente. No es una chica presumida, como Sandrine Fontaine o Isadore Blass, y tampoco le hace falta, porque tiene encanto natural y una sonrisa que no necesita decorar con maquillaje.

Para mí es, en fin, perfecta.

Emily es fotógrafa


No soy una chica especialmente sociable. Soy más bien timida, y no me gustan loas grupos grandes de amigos, ni las aglomeraciones, ni las fiestas, pero me gusta la gente. La gente muestra muchas más cosas de las que cree al mundo. Y yo soy capaz de ver eso.

Soy fotógrafa. Quizá por eso no soy una chica especialmente extrovertida. A través de mis fotos, a través de mi objetivo, veo todo aquello que la gente no muestra en un principio. Todo lo que ve mi cámara son sentimientos humanos, y eso me reconforta y hace que me sienta un poco menos sola...

Atalanta Marggie



Atalanta Marggie estaba sentada en clase, fingiendo atender. En realidad, Atalanta planeaba una venganza contra el estúpido de Jamie Harrington. Aquel cabeza dura, sin sesos, tonto y feo pensó que sería divertido ver como era el uniforme de Atalanta de otro color, y le había echado agua manchada por encima. Atalanta había intentado limpiarlo, pero la mancha no salió bien.


Jamie Harrington iba a pagárselas, nadie se metía con Atalanta Marie Marggie Smith y salía impune. Y de pronto, vio la oportunidad,...

Hola tú

-Hola, tú.

-Hola, yo- dijo Amie, sonrió y se desperezó.

-¿Como te sientes?

-Mmm,...querida, ¿y tu?

-Mas o menos igual- dijo cogiendo su mano.

-Supongo que eso es bueno, ¿no?-y subiendo las sábanas, se acurrucó e intento dormir.

Estudio de fotografía


Cuando Anna Marshinova llegó al estudio de fotografía, había dejado de sentir sus pies hace tiempo. Los tacones y el frio la estaban matando, y mientras buscaba el pase que le pedía la recepcionista, vió varios mensajes sin leer y llamadas perdidas en su movil.

No tenía tiempo. Subió de dos en dos las escaleras y llego sin aire al piso superior, donde un equipo de estilistas, maquilladores y ayudantes empezaron a desvestirla sin cruzar ni un "Buenos días" con ella. Cuando Martín Shroeder, el fotógrafo, llego una hora tarde, Anna llevaba ya un buen rato vestida con un enorme abrigo color azul klein, un cinturón-corpiño que le impedía recuperar el aliento perdido después de la carrera hasta allí, y unas plataformas que hacían suplicar a sus pies el regreso a sus tacones habituales.

Pintada como una muñeca, y con el pelo recogido en un peinado estrambótico, de repente alguien le susurró al oido "Hola, nena. Pon morritos y posa para mí".

Martín ya estaba preparado, y ella empezó a ser otra.

Teléfono


-...¿diga?

-¿Ellie?Soy yo.

-¿Qué yo?

-Martina, boba, ¿quien va a ser?

-Ah...Hola cielo,no te reconocía la voz.¿Qué tal estás?

-Estoy, y punto. Tenemos que quedar, tengo algo importante que contarte.

-¿Y no vale por teléfono?

-No, no vale. Necesito verte la cara cuando lo oigas...

-Marti, no me asustes, ¿eh?

-...

Dora

A Dora le gustan mucho los globos. Los rojos, especialmente, porque a través de ellos el mundo, dice ella, es mas bonito.

"Como en la canción" me espetó "Esa francesa, la que le gusta a mamá". "Dora, eso es "La vie en rose", color de rosa", le dije cariñosamente; "Menuda tontería, el rojo es mil veces mas bonito", y se alejo corriendo, con el zapato desatado.

Sophie llega tarde

Mientras esperaba en el café a que Sophie llegara, Emily pidió un café. Estaba tan absorta mirando a traves del cristal empañado, haciendo dibujitos, escribiendo y observando la calle, que para cuando se dió cuenta, el café ya estaba frío.

Sophie llegaba tarde otra vez. Siempre lo hacía. Emily se puso a leer el periódico que había sobre la mesa. Contó las mesas y los comensales que había en cada una. Memorizó los precios de la carta. Contó siete cambios de color en el semáforo.

Finalmente, tras el tercer café, Sophie llegó:

-Lo siento, lo siento, lo siento,... el trafico era horroroso. Dejame ver la carta y ya pedimos.
-No te hace falta, me la sé de memoria, hay...

Llueve mucho


-¿Por que me sigues?

-Tienes paraguas, y fuera llueve mucho.

-Búscate la vida, David.

-Pero, ¿qué mas te da compartir tu paraguas? Son solo un par de calles.

-Ya, pero es que hoy no voy por donde siempre; tengo dentista.

-Solo un poco, Marta, sólo hasta la entrada del metro.

-Mmm..., está bien, pero es la ultima vez, ¿me oyes?. Siempre termino cediendo.

-Será porque me quieres...


Marta sonrió, y abrió el paraguas.

Suzie no quiere ser Suzie

Aquella mañana, cuando Suzie Abeytroth se despertó, se quedo tumbada en la cama pensando mientras Camie, la perrita, le pedía caricias. Mirando al techo, Suzie se dió cuenta de dos cosas: que la esquina de la pared tenía un color violeta distinto al resto de la habitación y que Suzie Abeytroth no era un buen nombre. Bajó de la cama, se puso las zapatillas y bajó trotando las escaleras.

Cuando llegó a la cocina, su desayuno ya estaba listo, y sus padres estabán leyendo el periódico:

-Mamá, no quiero ser nunca más Suzie Abeytroth.
-¿Por que, Suzie?¿No te gusta vivir aquí?
-No, mami, me refiero a que llamarse Suzie no es muy elegante, y yo quiero ser una mujer elegante.
-Bueno, cielo, tienes 6 años. A tu edad no se puede ser muy elegante, ¿no crees?
-No, pero da igual. Quiero un nombre mas bonito, mami. Como Theresa, o Marie, o ...
-¿Y por qué Suzie no es un nombre bonito, cariño? A mi me parece precioso.
-Claro, mamá, lo escogiste tú...

...el Porqué.



Siempre quise ((de hecho quiero)) ser fotógrafa, y siempre me habria gustado ((esto si que ya no , porque...mm...como que no me veo)) ser escritora.
De pequeña escribia cuentos cortos sobre bichitos que tomaban el té, o que iba a pescar, y se enamoraban...cosas de niños!!Un dia un virus de esos que estan ahí para amargar al personal lo borró todo...una pena, la verdad es que se me veía una niña con talento ((cáptese la ironía)).
Ahora lo retomo.Porque sí, porque me apetece escribir.Pero lo mio no empieza por el principio, porque todo lo que empiezo por el principio, Dios sabe por qué ((y yo también)) nunca lo termino.
Esto son fragmentos, fragmentos inventados, de historias, historias inventadas... el principio y el final os lo dejo a vosotros.

Espero que os guste :).
Gracias por visitarme.